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Vitoria: vanguardia de la lucha contra la dictadura

03/03/2013
Publicada: 03/03/2013

El 14 de noviembre de 1975, el primer Consejo de Ministros presidido por Juan Carlos aprobaba el Decreto de Congelación Salarial. El 20 moría Franco. En diciembre, tan sólo en Madrid, más de 150.000 trabajadores estaban en huelga. Los primeros días de enero las empresas en huelga aumentaron, pararon Renfe y Metro, las cuencas mineras, etc.

El 14 de noviembre de 1975, el primer Consejo de Ministros presidido por Juan Carlos aprobaba el Decreto de Congelación Salarial. El 20 moría Franco. En diciembre, tan sólo en Madrid, más de 150.000 trabajadores estaban en huelga. Los primeros días de enero las empresas en huelga aumentaron, pararon Renfe y Metro, las cuencas mineras, etc.
 
 
Trabajadores asesinados por la Policía franquista
La burguesía tenía tan poca confianza en sí misma, sobre todo al calor de los acontecimientos revolucionarios que se desarrollaron en Portugal con la Revolución de los Claveles, que su máxima prioridad en aquellos momentos era poner a resguardo los frutos de la explotación de la clase trabajadora durante la dictadura. La evasión de capitales adquirió cifras dramáticas en aquellos años. Sólo entre enero y mayo de 1976 salieron del país 60.000 millones de pesetas. Esta fuga descapitalizó la industria: así, mientras en 1973 la formación bruta de capital crecía un 12,5%, en 1975 se contrajo en un -4%, siendo aún peor en 1976 donde el INI, que invirtió 115.000 millones, representaba un 30% de la inversión total.
La clase trabajadora sufría las consecuencias de esta crisis. La inflación en 1976 llegó al 20% y sólo el pan subió cerca de un 40% en el primer trimestre del año. El desempleo, que afectaba apenas a 300.000 parados en 1973, superaba en 1976 el millón de personas. La clase trabajadora respondió a esta situación con una lucha heroica.
 
    Represión Policial
En Vitoria, desde el mes de enero de 1976, cerca de treinta empresas se habían ido declarando en huelga coordinando sus acciones, eligiendo democráticamente en asamblea a sus propios representantes, cuestionando así la falta de libertades. Los trabajadores exigían una subida lineal igual para todos de 6.000 pesetas al mes, cien por cien del salario en caso de enfermedad o accidente, jubilación a los 60 años con el jornal real, reducción de la jornada laboral, ni un despedido, ni un represaliado, no al Sindicato Vertical, etc.

Entierro de los trabajadores  (Alava 3 Marzo 1976)
Lo que caracterizó el movimiento de Vitoria fue la coordinación de las empresas en lucha a través de la elección en asamblea de comisiones representativas de fábrica que, junto a los jóvenes, las mujeres, los barrios, crearon una estructura de poder obrero que dirigía y organizaba la lucha, las cajas de resistencia, etc. A medida que fueron saliendo más empresas a la huelga, la antigua COV fue modificándose y adaptándose a la nueva situación. La COV convertida en Coordinadora de Comisiones Representativas era el germen de una nueva estructura que trascendía el marco de la empresa. El debate entre las distintas tendencias fue intenso. Arturo lo refleja en el capítulo dedicado al 3 de Marzo. Esa etapa significó un impulso en la lucha ya que se consiguió aprobar la realización de una primera asamblea de todos los trabajadores en huelga el 22 de enero. El régimen, que se sentía arrinconado y herido de muerte tras cuarenta años de dictadura, de dominación y de opresión, sólo podía morir matando.
Foto: Vitoria: vanguardia de la lucha contra la dictadura

El 14 de noviembre de 1975, el primer Consejo de Ministros presidido por Juan Carlos aprobaba el Decreto de Congelación Salarial. El 20 moría Franco. En diciembre, tan sólo en Madrid, más de 150.000 trabajadores estaban en huelga. Los primeros días de enero las empresas en huelga aumentaron, pararon Renfe y Metro, las cuencas mineras, etc.

Trabajadores asesinados por la Policía franquista
La burguesía tenía tan poca confianza en sí misma, sobre todo al calor de los acontecimientos revolucionarios que se desarrollaron en Portugal con la Revolución de los Claveles, que su máxima prioridad en aquellos momentos era poner a resguardo los frutos de la explotación de la clase trabajadora durante la dictadura. La evasión de capitales adquirió cifras dramáticas en aquellos años. Sólo entre enero y mayo de 1976 salieron del país 60.000 millones de pesetas. Esta fuga descapitalizó la industria: así, mientras en 1973 la formación bruta de capital crecía un 12,5%, en 1975 se contrajo en un -4%, siendo aún peor en 1976 donde el INI, que invirtió 115.000 millones, representaba un 30% de la inversión total.

La clase trabajadora sufría las consecuencias de esta crisis. La inflación en 1976 llegó al 20% y sólo el pan subió cerca de un 40% en el primer trimestre del año. El desempleo, que afectaba apenas a 300.000 parados en 1973, superaba en 1976 el millón de personas. La clase trabajadora respondió a esta situación con una lucha heroica.

Represión Policial
En Vitoria, desde el mes de enero de 1976, cerca de treinta empresas se habían ido declarando en huelga coordinando sus acciones, eligiendo democráticamente en asamblea a sus propios representantes, cuestionando así la falta de libertades. Los trabajadores exigían una subida lineal igual para todos de 6.000 pesetas al mes, cien por cien del salario en caso de enfermedad o accidente, jubilación a los 60 años con el jornal real, reducción de la jornada laboral, ni un despedido, ni un represaliado, no al Sindicato Vertical, etc.

Entierro de los trabajadores  (Alava 3 Marzo 1976)
Lo que caracterizó el movimiento de Vitoria fue la coordinación de las empresas en lucha a través de la elección en asamblea de comisiones representativas de fábrica que, junto a los jóvenes, las mujeres, los barrios, crearon una estructura de poder obrero que dirigía y organizaba la lucha, las cajas de resistencia, etc. A medida que fueron saliendo más empresas a la huelga, la antigua COV fue modificándose y adaptándose a la nueva situación. La COV convertida en Coordinadora de Comisiones Representativas era el germen de una nueva estructura que trascendía el marco de la empresa. El debate entre las distintas tendencias fue intenso. Arturo lo refleja en el capítulo dedicado al 3 de Marzo. Esa etapa significó un impulso en la lucha ya que se consiguió aprobar la realización de una primera asamblea de todos los trabajadores en huelga el 22 de enero. El régimen, que se sentía arrinconado y herido de muerte tras cuarenta años de dictadura, de dominación y de opresión, sólo podía morir matando.

El día 3 de marzo de 1976 toda la clase obrera de Vitoria secundó la huelga general convocada por las Comisiones Representativas de las empresas en lucha. El éxito de la jornada fue abrumador.

A las 5 de la tarde en la Iglesia de San Francisco de Vitoria se convocó asamblea general para toda la clase obrera de Vitoria. Una hora antes la iglesia estaba ya repleta, la ciudad absolutamente paralizada y recorrida por barricadas. Desde todos los barrios obreros miles de jóvenes, mujeres y trabajadores abandonan sus casas para acudir a la cita común.
La policía se concentra en el mismo lugar, irrumpe en el lugar de la asamblea, rompe los cristales y dispara al interior botes de humo. La gente se echa al suelo e intenta protegerse. En el exterior la noticia corre como el fuego: la policía ha cercado la iglesia, ha lanzado botes de humo en su interior y va a asfixiar a miles de obreros. La gente espontáneamente se organiza para liberar a sus compañeros. En el interior, los que ya no pueden más, salen extenuados y medio asfixiados al exterior. La policía ha organizado pasillos para recibir a los trabajadores que intentan salir a porrazos, culatazos y finalmente organiza una masacre.

Mientras el Gobierno, la patronal, el ejército y la policía se felicitaban por la masacre, la clase trabajadora sacaba lecciones de dichos acontecimientos. Más de cien mil personas, el pueblo entero de Vitoria, asistieron al funeral y recorrieron las calles de la ciudad desde el Gobierno Civil hasta el hospital donde estaban los heridos, homenajeando a los obreros muertos. Cuando Fraga se presentó allí, uno de los obreros heridos le espetó: “qué, ¿vienes a rematarnos?”. Se secundaron movilizaciones en todo el Estado y todo Euskadi se paralizó el día 8 por la mayor huelga general desde los años treinta, con más de medio millón de obreros en paro. Fueron concedidas prácticamente todas las reivindicaciones de los trabajadores y durante aquellos años la clase trabajadora en todo el Estado obtuvo las mayores subidas salariales en cuarenta años. Las luchas de Vitoria dieron un golpe de muerte a la dictadura franquista.


3 MARZO 1976 VITORIA:
Conversación de los Policias que ejecutaron la Orden dada por Manuel Fraga, el fascista y asesino responsable de Interior aquel 3 de marzo de 1976. Murieron muchos inocentes. Esos policías continuaron trabajando en democracia sin sufrir sanción alguna y siendo ascendidos por los Gobiernos de UCD y PSOE

“Charlie a J-1. Al parecer en la iglesia de San Francisco es donde más gente hay. ¿Qué hacemos?

-Si hay gente ir por ellos!

-¡Vamos a por ellos!”

“J-3 a J-1 Estamos en la iglesia. ¿Entramos o qué hacemos? Cambio”. “...-Entonces lo que te interesa es que los cojan por detrás. -Exacto”

“J-1 a J-2 Haga lo que le había dicho (acudir en ayuda de Charlie a Zaramaga).

-Sí me marcho de aquí, se me van a escapar de la iglesia.

-Charlie a J-1. Oye, no interesa que se vayan de ahí, porque se nos escapan de la iglesia.

-Mándennos refuerzos, sino, no hacemos nada; sino, nos marchamos de aquí sino, vamos a tener que emplear las armas de fuego.

-Vamos a ver, ya envío para allí un Charlie. Entonces el Charlie que está, J-2 y J-3, desalojen la iglesia como sea. Cambio.

-No podemos desalojar, porque entonces, entonces ¡Está repleta de tíos! Repleta de tíos. Entonces por las afueras tenemos rodeados de personal ¡Vamos a tener que emplear las armas! Cambio.

-Gasead la iglesia. Cambio.

-Interesa que vengan los Charlies, porque estamos rodeados de gente y al salir de la iglesia aquí va a ser un pataleo. Vamos a utilizar las armas seguro, además ¿eh?

-Charlie a J-1. ¿Ha llegado ya la orden de desalojo a la iglesia?

-Sí, sí la tiene J-3 y ya han procedido a desalojar porque tú no estabas allí.

-Muy bien, enterado. Y lástima que no estaba yo allí”.

“Intento comunicar, pero nadie contesta. Deben estar en la iglesia peleándose como leones.

-¡J-3 para J-1! ¡J-3 para J-1! Manden fuerza para aquí. Ya hemos disparado más de dos mil tiros.

-¿Cómo está por ahí el asunto?

-Te puedes figurar, después de tirar más de mil tiros y romper la iglesia de San Francisco. Te puedes imaginar cómo está la calle y cómo está todo.

-¡Muchas gracias, eh! ¡Buen servicio!

-Dile a Salinas, que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. Aquí ha habido una masacre. Cambio.

-De acuerdo, de acuerdo.

-Pero de verdad una masacre”.
Mientras el Gobierno, la patronal, el ejército y la policía se felicitaban por la masacre, la clase trabajadora sacaba lecciones de dichos acontecimientos. Más de cien mil personas, el pueblo entero de Vitoria, asistieron al funeral y recorrieron las calles de la ciudad desde el Gobierno Civil hasta el hospital donde estaban los heridos, homenajeando a los obreros muertos. Cuando Fraga se presentó allí, uno de los obreros heridos le espetó: “qué, ¿vienes a rematarnos?”. Se secundaron movilizaciones en todo el Estado y todo Euskadi se paralizó el día 8 por la mayor huelga general desde los años treinta, con más de medio millón de obreros en paro. Fueron concedidas prácticamente todas las reivindicaciones de los trabajadores y durante aquellos años la clase trabajadora en todo el Estado obtuvo las mayores subidas salariales en cuarenta años. Las luchas de Vitoria dieron un golpe de muerte a la dictadura franquista.

Unos 6000 trabajadores organizaban su tercera huelga general desde enero en contra del decreto de topes salariales y pidiendo mejoras laborales. Se iba a realizar una asamblea dentro de la iglesia de San Francisco en donde se congregaban los trabajadores. La policía lanzó gases lacrimógenos en un abarrotado lugar y mientras salían los trabajadores como podían con pañuelos tapando la entrada de los gases a su cuerpo estos fueron apaleados con porras y posteriormente acribillados a balazos por la policía. Murieron 5 trabajadores, más de sesenta fueron heridos de gravedad a consecuencia de las balas y heridos leves a centenares.
A partir de ahí las manifestaciones se sucedieron en gran parte de España y el Gobierno siguió acallando las protestas con la misma moneda.
Desde entonces y cada año se pide justicia ya que nunca hubo “responsables”. Por aquel entonces Manuel Fraga Iribarne era el Ministro de la Gobernación, Rodolfo Martín Villa, Ministro de Relaciones Sindicales y el General Campano, director de la Guardia Civil.
 
           http://youtu.be/n23V_AnK_5Q




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